lunes, 27 de septiembre de 2010

No suspicious mind.

¿Sabes? Tengo un dolor de cabeza que me está destrozando la tarde. Un día abstracto que, encima, aún está por terminar. He intentado remediarlo pero estoy seguro de que si me tomo algo más acabaré dando hombrazos por las peligrosas aristas de mi piso, y no está uno para más cardenales.

…tarareo…

Joder, llevo exactamente veinticuatro horas y dos minutos con una melodía metida en la cabeza, aunque estoy casi seguro de que el dolor no se debe a ello. Sólo enlazaba cabezas. En realidad es una de mis canciones favoritas, aunque eso no significa una mierda porque, por suerte, tengo muchas canciones favoritas. De ahí lo de “una de...”.
Pero ayer llegó a mis oídos en un momento, digamos que, inadecuado, y se quedó conmigo como una acompañante cruel y tenaz, silenciosa para los demás oídos.
Elvis pretendía una interpetación sutilmente distinta a la que yo, dadas mis circunstancias, le doy (encima, ayer "ella" me regaló su confianza de nuevo con un gesto, aparentemente, superfluo), pero soy “sensible” al noventa y cinco por ciento de la letra, y a demás la canción me encanta, así que empecé a tararearla. Y seguí tarareándola cuando ya había dejado de sonar. Y después la tarareaba mentalmente. Durante hora y horas.
Y ahí sigue. Incluso esta noche me ha quitado horas de sueño acompañando al insoportable tic-tac del reloj del comedor.
Hay veces en que, por mucho que intente distraerme, por más que me empeñe escuchando otras canciones, vuelve de nuevo a mi cabeza en cuanto bajo la guardia. Incluso ahora está sonando, y han pasado veinticuatro horas y tres minutos desde nuestro último encuentro. No, no tardo un minuto en escribir todo esto, pero tú sí en leerlo.
Que alguien me rompa algo en la testa, por favor.

...tarareo...

Tal vez, y retomando el tema de mi jaqueca, el dolor se deba a que intento introducir demasiada información en mi cabeza, como el hambriento ante una mesa repleta de suculentos manjares. O puede que…
No. No lo creo. Tengo un acceso lamentable a mi propia memoria. Por eso no doy para más en mis conversaciones. Porque no recuerdo datos. Pero eso no excluye la posibilidad de que sí esté almacenando demasiada información, aunque luego sea incapaz de acceder a ella con facilidad, y necesite que alguien me ayude. A veces me siento un poco como el joven Keanu Reeves en "Johnny Mnemonic".


En fin, empiezo a dudar del dicho de “el saber no ocupa lugar”.
Dime que NO estoy divagando...
¿Estoy divagando?
Gelocatil, Espidifen, y turno ahora para una deliciosa Aspirina que, a demás, se puede masticar. Mmmmmmm…

...tarareo...    Elvis Presley-Suspicious minds.mp3

A ver si dibujo pronto algo decente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario