jueves, 29 de septiembre de 2011

Olly Moss

Ya había mencionado a este artista británico a propósito de su obra Paper Cuts en este mismo blog.
Sin embargo, sentía la necesidad de ampliar la revisión de su trabajo minimalista y de pequeños detalles y guiños que te hacen dibujar una sonrisa cuando los examinas con detenimiento.
Algo me dice, como entonces, que a este blog aún le quedará un tercera incursión en su obra. Pronto.








miércoles, 28 de septiembre de 2011

Milo Manara


Nunca he soportado como dibujaba las narices de sus diosas de piernas largas. Me recordaban demasiado a las de Corto Maltés que tampoco me gustaban nada.
Durante mi pre-pubertad ya había visto mucho material erótico y pornográfico sin que mis mayores se diesen, aparentemente, por enterados. Intervíu, MAN, Lib, Víbora… revistas que caían en mis manos en una peluquería, en la habitación para invitados de la casa de unos conocidos, en la cabina de un camión (sí, durante mi infancia había cabinas de camiones en escena), en el cuarto del hermano mayor de un amigo, en la mochila del macho alfa del colegio… Información distorsionada por mi corto entendimiento y la fantasía editorial. Pero qué narices, servía perfectamente para maleducar notablemente mis artes masturbatorias.

Sin embargo, mi percepción del erotismo cambió dando un giro de ciento ochenta grados cuando vi por primera vez un cómic de Milo Manara. El Perfume del invisible.
Sentí que eso ya era un erotismo de nivel superior, incluso con mi, todavía, corto entendimiento.
Esas mujeres extremadamente eróticas, con piernas interminables y cabello rizado, cara pecosa y pechos perfectos hasta que se abrían de piernas, cerraban los ojos de pestañas interminables y abrían sus bocas carnosamente lascivas. Entonces el erotismo pasaba a un nuevo nivel.
No llegaba del todo a ser pornografía. Era alto erotismo con estilo. Con clase.
Eran los dibujos guarros de Milo Manara.








Alaaa... te pareces a...5

Nuevo parecido razonable.
Este con tintes nostálgicos, pues ambos personajes pertenecen a dos obras clásicas.

Tangina Barrons (Poltergeist, 1982)


Lady Miyako (Akira, 1982-1993)



sábado, 24 de septiembre de 2011

The tree of life



Había recibido varios avisos mediáticos antes de ir a ver esta, para mi gusto, magnífica película, así que me dije: "ponte el traje de las emociones especiales, siéntate y déjate llevar".
Me di cuenta en seguida de que no puedes ir al cine a ver a Brad, a Sean o a Jessica. Has de ir al cine a ver una poesía visual llena, sobretodo, de cuatro cosas: Sensaciones, emociones, imágenes y música intensísimas.
Paso de hacer análisis sesudos sobre El árbol de la vida.
A mí me ha encantado, y es una de las que van a merecer mi gasto en un dvd cuando salga a la venta.
La película ha suscitado mucha controversia por aquí y por allá, opiniones de todo tipo, y análisis existenciales, y yo, mientras la veía, la pregunta principal que me hacía era, ¿qué coño hace una mujer como esta con un hombre como este?

 Con el paso del metraje te das cuenta de que ese padre severo e impredecible es un ser tan frágil e inseguro, tiene tanto miedo y se ve tan vulnerable que sin darte cuenta todas las piezas en El árbol de la vida van encajando.
En mi opinión, todos los actores de la cinta actúan maravillosamente y las imágenes son tan íntimas que se te olvida que no estas en Texas compartiendo la vida con ellos. Lloras de impotencia y rabia con Mr. O'Brien, envidias el espíritu naíf de Mrs. O'Brien y sonríes, sufres y sueñas con sus tres pequeños. A mí, especialmente, me robó el corazón el pequeño de los tres hermanos, R.L.


Una peli con la que he disfrutado como un bobo.
Los últimos diez minutos, no me gustaron.
No la veais doblada ni en una gran sala comercial. No la disfrutareis.

domingo, 11 de septiembre de 2011

The Abyss


Es una de mis muchas películas preferidas y un avance de intenciones de James Cameron tras Aliens, quien tiene por costumbre poner en evidencia a las fuerzas armadas en general, y a las estadounidenses en particular.

Lo que yo tengo por costumbre es poner películas mientras estoy trabajando ante el ordenador o una hoja de papel, de modo que su banda sonora me acompaña igual que a otras personas que se ponen música o simplemente se acompañan de silencio mientras baten el cobre. Gracias a la visión periférica y a que tengo más que vistas la mayoría de las películas de mi videoteca sigo el hilo de la trama sin mayor dificultad, pero hay escenas que me obligan a dejar un momento lo que estoy haciendo y a sumergirme de lleno en la película durante unos minutos. Esta es una de esas escenas. Me encanta. Me emociona. Me la creo. Os la enseño.