viernes, 15 de abril de 2011

No siempre es sencillo entender a nuestros padres cuando somos adolescentes, y a menudo el choque generacional suele seguir los mismos patrones de incomprensión e imposiciones a lo largo de los siglos. Y por parte de los padres no debería de ser así, porque hemos tenido muchas generaciones de experiencia para aprender. Pero en realidad, así sucede, y tampoco los padres comprendemos a nuestros hijos. Muchos no estamos realmente preparados para ser padres, para educar y formar buenas personas, cuando decidimos tener hijos, y me atrevo a decir que muchos tenemos hijos por una motivación puramente egoísta. Para completar nuestro cometido vital. The circle of life… Y como decía, no estamos preparados para ello, lo cual conlleva una maduración de los jóvenes, en muchos casos, inadecuada y llena de obstáculos. Los adolescentes, realmente no tienen experiencia ni información suficientes para saber lo que es "lo mejor para ellos" a la hora de tomar decisiones o de relacionarse con su entorno, pero en realidad, nosotros, los adultos, generalmente tampoco. Solo hay que escucharles para darse cuenta de que, en nuestro afán y buena fe por dirigir su camino ante problemas por los que ya hemos pasado antes,  si no lo hacemos bien, en realidad les coartamos e imponemos nuestro criterio en sus propios actos, creando así una situación de incomprensión desde su punto de vista, y de negación del libre albedrío, tan necesario para el aprendizaje y la creatividad de la vida, lo que hace que cada vez la distancia entre ellos y nosotros sea mayor.


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