Con este maravilloso artista me ayudaron a tropezar en una de las numerosas galerías independientes de Berlín. Cada lámina de
Zouravliov invita a observarla con dedicada atención. Su delicados entintados, con punteados imposibles para las sombras, contrastan con lo macabramente pornograficas (en todo sentido de la palabra) que son las ilustraciones.
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